El mensaje central del profeta Zacarías es la restauración de Jerusalén y del reino mesiánico.
Zacarías 1:1 identifica al autor del Libro de Zacarías como el Profeta Zacarías. Este libro fue escrito probablemente en dos segmentos principales entre el 520 y el 470 a.C.
Zacarías enfatizó que Dios había usado a Sus profetas para enseñar, advertir, y corregir a Su pueblo.
Desafortunadamente, ellos se negaron a escuchar. Su pecado les acarreó el castigo de Dios.
El libro también muestra evidencia de que aún la profecía puede ser corrompida.
La historia muestra que, en este período, la profecía cayó en descrédito entre los judíos, conduciendo al período entre los dos Testamentos, cuando ninguna voz profética perdurable habló al pueblo de Dios.
Breve Resumen
El Libro de Zacarías enseña que la salvación puede ser obtenida por todos.
El último capítulo describe a gente de todo el mundo viniendo a adorar a Dios, quien desea que toda la gente lo siga.
Esta no es la doctrina del universalismo, p. ej., que toda la gente será salva porque es la naturaleza de Dios salvar. Más bien, el libro enseña que Dios desea que toda la gente lo adore, y acepta a aquellos que lo hacen, independientemente de sus expresiones nacionales o políticas.
Finalmente, Zacarías predica que Dios es soberano sobre este mundo, a pesar de cualquier apariencia.
Sus visiones del futuro, indican que Dios ve todo lo que sucederá.
Las descripciones de la intervención de Dios en el mundo, enseñan que, en última instancia, Él traerá los acontecimientos humanos al fin que Él decida.
Él no elimina la libertad individual para seguir a Dios o rebelarse, pero mantiene a las personas responsables por las decisiones que tomen.
En el último capítulo, aún las fuerzas de la naturaleza responden ante el control de Dios.
Versículos Clave
Zacarías 1:3, “Diles, pues: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Volveos a mí, dice Jehová de los ejércitos, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos”.
Zacarías 7:13, “Y aconteció que así como él clamó, y no escucharon, también ellos clamaron, y yo no escuché, dice Jehová de los ejércitos”.
Zacarías 9:9, “Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna”.
Zacarías 13:9, “Y meteré en el fuego a la tercera parte, y los fundiré como se funde la plata, y los probaré como se prueba el oro. El invocará mi nombre, y yo le oiré, y diré: Pueblo mío; y él dirá: Jehová es mi Dios”.
Referencias Proféticas
Las profecías acerca de Jesucristo y la era mesiánica abundan en Zacarías.
Desde la promesa de que el Mesías vendría y habitaría entre nosotros (Zacarías 2:10-12; Mateo 1:23) hasta el simbolismo del Renuevo y la Piedra (Zacarías 3:8-9, 6:12-13; Isaías 11:1; Lucas 20:17-18), y la promesa de Su Segunda Venida, donde aquellos que lo traspasaron lo mirarán y llorarán (Zacarías 12:10; Juan 19:33-37).
Cristo es el tema del Libro de Zacarías. Jesús es el Salvador de Israel, una fuente cuya sangre cubre los pecados de todos los que vengan a Él para salvación (Zacarías 13:1; 1 Juan 1:7).
Aplicación Práctica
Dios espera hoy de nosotros una adoración sincera y una vida moral.
El ejemplo de Zacarías de llegar a romper con los prejuicios nacionalistas, nos recuerda que debemos alcanzar a todas las áreas de nuestra sociedad.
Debemos extender la invitación de la salvación de Dios a gente de todas las nacionalidades, lenguas, razas, y culturas.
La salvación solo es posible a través del derramamiento de la sangre de Jesucristo en la cruz, quien murió en nuestro lugar para expiar nuestros pecados.
Pero si rechazamos ese sacrificio, ya no hay otro sacrificio a través del cual podamos ser reconciliados con Dios. “Porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12).
No hay tiempo que perder; “he aquí ahora el día de salvación” (2 Corintios 6:2).
Fuente: Got Questions