Milagros

No te imaginas como fue el milagro de las gemelas

¿Qué es ser gemela? Es la pregunta que todos nos hacemos el vernos iguales o al menos parecidos con nuestros hermanos.

La explicación científica es que somos personas idénticas nacidas de una misma placenta, o cuya concepción es de dos embriones creados a partir de un solo cigoto.

A diferencia de mellizos o mellizas, la explicación médica es que en el embarazo de mellizos, cada feto tiene su bolsa amniótica y su placenta y podrán ser del mismo sexo o no.

Su parecido será como el de dos hermanos que hayan nacido en diferentes partos y son también conocidos como gemelos fraternos.

Una explicación más contundente, es la siguiente:

Los gemelos parten de la división de un mismo óvulo (fecundado por un solo espermatozoide) mientras que los mellizos parten de dos óvulos diferentes (y dos espermatozoides).

Otra regla es el sexo diferente. Si los hermanos tienen sexo diferente (niño – niña) siempre van a ser mellizos.

Los gemelos son muy parecidos físicamente (y mucho más en la infancia) ya que comparten los mismos genes. Los mellizos se parecerán tanto o tan poco como dos hermanos.

La posibilidad de tener gemelos idénticos no está marcada por la herencia genética (aunque esto todavía no está demostrado al 100%). En la posibilidad de tener mellizos (de forma espontánea) sí que influye que en la familia haya antecedentes, así los tratamientos de fertilidad, o la edad, el tamaño o raza de la madre.

El nacimiento de las gemelas

Una vez diferenciado esto, te voy a contar la historia de las gemelas, es decir mi hermana y yo, dónde se manifestó un verdadero milagro de Dios cuando ella era muy pequeña.

Nacimos en el año de 1974. Cuando mi madre estuvo embarazada en esa época no existía la tecnología que hoy conocemos, como por ejemplo la ecografía, es decir que mis padres en el tiempo de gestación no supieron que éramos dos, solo él médico lo sabía pues escuchaba los dos latidos del corazón, pero por alguna razón no se los dijo a mis padres.

Fuimos ochomesinas, nacimos muy delicadas sobre todo mi hermana, nos tenían en una incubadora, pero gracias al Dios Padre Todopoderoso, superamos el primer obstáculo de nuestras vidas.

Fuimos diagnosticadas de luxación congénita de cadera (hoy conocida como displasia de cadera), por lo que tuvimos que usar pañales ortopédicos, pero a mi hermana no le corrigió este daño y procedieron a operarla, nuevamente gracias a nuestro amado Padre Celestial salió bien de la operación.

Le colocaron yeso después de la operación y procedimos a retornar a nuestro hogar.

A la espera para que le retiren el yeso a mi hermana, las dos contrajimos una peligrosa enfermedad en ese entonces (meningoencefalitis), teníamos fiebres altísimas, vómito y diarrea, enfermedad que mató a nuestra prima; mi hermana estuvo muy mal, la tuvieron que internar en un hospital y mis padres tuvieron que quedarse con ella para cuidarla las 24 horas del día, pues el tratamiento requería la ingesta de un jarabe cada diez minutos.

El diagnóstico de los médicos fue desalentador, advirtiéndoles a mis padres que era mejor que la llevaran a casa para esperar lo peor; uno de los galenos incluso sugirió que el yeso debería ser retirado para que la pequeña fuera enterrada con tranquilidad.

¿Te imaginas el dolor de mis padres en esos momentos, al saber que una de sus hijas podría fallecer sin esperanza?

El milagro de las gemelas

Pero mis padres, muy creyentes en el Señor, se opusieron a cortar el yeso, sin embargo nos les quedó más remedio que llevarla a casa y seguir las instrucciones del médico en cuanto al jarabe.

El cansancio de mis padres y la voluntad divina de Dios hizo que los dos hayan escuchado una instrucción tergiversada, pues el jarabe debía dársela cada diez minutos y ellos lo hicieron cada cinco.

No obstante y lejos de causarle algún daño, milagrosamente mi hermana se recuperó y su vida prosiguió de manera normal.

No cabe la menor duda que aquí obró Dios con su infinito poder, por ello el agradecimiento es eterno desde mis padres y más aún nosotras, que no solo hemos sentido este milagro, sino que hemos visto otros, incluso ahora con nuestros hijos.

Seguramente te preguntarás porqué he titulado este artículo como “El milagro de las gemelas”, si solo le ocurrió a mi hermana, pues te pregunto algo: ¿No crees que la vida misma es un milagro? ¿No crees que el haber crecido juntas cuidándonos una a la otra, es un milagro? ¿No crees que Dios nos dio otra oportunidad a las dos para fortalecernos mutuamente en los momentos más difíciles?

Recuerdo que mi hermana era un poco más flaquita que yo y sentía la necesidad de protegerla, cuando ella se caía corría inmediatamente a socorrerla; resultaba increíble, pero las dos teníamos el dolor en el lugar del golpe, e incluso aparecía el color morado en la zona del golpe a las dos.

Si alguien sentía algún repudio hacia mí, mi hermana inmediatamente lo detectaba y empezaba a sentir antipatía por tal persona, es decir la una presentía lo que le pasaba a la otra, era una relación inexplicable, pero milagrosa.

Te cuento que cuando me embaracé después de contraer matrimonio, ella sintió también las contracciones del parto, es increíble pero cierto.

Puedo decir que mi hermana es quien comparte conmigo mis alegrías, mis tristezas y mis dolores.

Mi primer bebé es una niña quien se identifica mucho con mi gemela, al principio también le decía mamá.

Dios nos cuida siempre

Como te habrás dado cuenta al principio éramos muy iguales, pero con el pasar del tiempo tenemos algunas diferencias en el aspecto físico y también en nuestro carácter, pero nos une siempre el cariño, amor y comprensión, por supuesto gracias a Dios.

Muchos nos han preguntado si alguna vez tratamos de confundir a las personas, sin embargo jamás hicimos una cosa como esas, porque los principios y valores inculcados por nuestros padres es algo fundamental que aprendimos, es decir: la verdad ante todo.

También porque en el fondo sabíamos que somos diferentes.

Estoy muy agradecida con nuestro Creador pues nos ha demostrado a cada instante que está con nosotros, que nos cuida en todo momento, tal vez no todas las cosas nos han salido como hubiéramos querido pero es porque Dios tiene mejores planes para nosotras.

Salmos 27:1

“El Señor es mi luz y mi salvación;
¿a quién temeré?
El Señor es el baluarte de mi vida;
¿quién podrá amedrentarme?”

Escrito por: Wendy Duque 

Comenta esto con tus amigos
Mostrar más

Jesús es mi Pana

El conocimiento de la verdad es fundamental para transformar nuestras vidas. La verdad os hará libres y la verdad es Jesús. Jesús te ama, sigue a Jesús.

Artículos relacionados

Botón volver arriba