Según explica el historiador italiano Franco Cardini, autor del libro Los Reyes Magos, historia y Leyenda, los Magos de Oriente que fueron a Belén a adorar a Jesús, no eran reyes ni eran tres, y ni siquiera viajaban en dromedario, sino que todas estas singularidades les fueron atribuidas en interpretaciones teológicas posteriores al evangelio.
Los ‘tres reyes magos’ no eran tres
En una entrevista concedida a la agencia Efe, detallada por es.catholic.net, Franco Cardini resaltó que el único evangelio de los cuatro canónicos que hace referencia a estos populares personajes es el de San Mateo.
El evangelista se limita a consignar que «unos magos que venían del Oriente», sin especificar cuántos, se presentaron en Jerusalén conducidos por una estrella, que señalaba el nacimiento del Rey de los Judíos.
Los historiadores consideran que, con el término «mago», Mateo se refería a astrónomos o sacerdotes persas que profesaban el mazdeísmo, explica Cardini en su libro.
El Evangelio de Mateo especifica también que los magos ofrecieron al niño Jesús como presentes oro, incienso y mirra. A partir de aquí, explica Cardini, «el número de tres magos se fija bastante rápidamente» entre los «Padres de la Iglesia«, dado que «se hace una relación entre el número de regalos y el número de magos»
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No obstante, hasta entrado el siglo V, en algunos escritos seguían hablando aún de cuatro magos. El primero que convirtió en Reyes a los magos fue Tertuliano, quien descubrió en el Antiguo Testamento, concretamente en los Salmos de David, un pasaje que aseguraba que unos Reyes acudirían a ver al Mesías poco después de su nacimiento.
El tratamiento de Reyes era mucho más aceptable para los teólogos que el de Magos que «se asociaba con nigromantes o brujos», explica Cardini.
San Agustín, por su parte, determinó que los Reyes habían llegado hasta Belén montados en dromedarios para salvar una incongruencia temporal.
«Según la tradición cristiana occidental, la estrella subió al cielo en el momento en que Jesús nació y los Reyes llegaron desde Asia a Belén en 13 días, lo que es difícil de creer para la época», indica Cardini.
Ante esta contradicción, y haciéndose eco de un evangelio apócrifo que aseguraba que los Magos viajaron en camellos, San Agustín dedujo que los Reyes debieron montar en dromedarios «porque él era africano y sabía que eran más veloces que los camellos».
“Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos” – Mateo 2:1
Eran sabios de oriente, no reyes
En el portal jgwong.org, explica que La Biblia hace mención de unos “magos” (en el idioma original, “μάγος,” que se usaba también para referirse a sabios), no “reyes magos.” No hay mención de que fueron tres. No hay mención de raza alguna. Ni siquiera nombres.
Del mismo modo, los sabios de oriente tampoco estuvieron en el “nacimiento” como se acostumbra representarles.
“Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron…” – Mateo 2:11
La palabra clave es “casa.” No dice “establo, ni pesebre.” El motivo por el cual encontraron al niño en su casa fue porque habían transcurrido por lo menos dos años después de su nacimiento.
“Herodes entonces, cuando se vio burlado por estos sabios, se enojó mucho, y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los sabios.” – Mateo 2:17
Ahora ya sabes que los ‘tres reyes magos’ de los que siempre te han mentido acerca del número y su condición, no son tres, ni eran magos, ni eran reyes; la traducción correcta es: sabios.