Reflexiones

¿Vienen las pruebas y tribulaciones de parte de Dios?

En muchas ocasiones nos sentimos tan agobiados por tantas pruebas y tribulaciones que se presentan en nuestra vida y creemos que no es justo lo que nos está ocurriendo.

Creemos que las adversidades que vivimos a diario son producto de un castigo inmerecido.

Todos en algún momento de nuestra vida hemos tomado malas decisiones, de las cuales obviamente tenemos que esperar las consecuencias, estas consecuencias son producto de nuestro pecado al desobedecer a Dios más no son pruebas.

Pero es importante aclarar que las tentaciones no vienen de Dios, vienen de nuestra propia naturaleza pecaminosa o de la misma invitación de satanás para ofender a Dios y apartarnos de Él.

¿Entonces las pruebas y tribulaciones vienen de Dios?

Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia;

Romanos 5:3

Efectivamente las tribulaciones son las pruebas que vienen de parte de Dios, ¿te has preguntado por qué?

Las pruebas vienen de parte de Dios para fortalecer nuestra fe y para aprender a ser pacientes porque hay cosas que nosotros podemos solucionar.

Sin embargo, en las que no podríamos, como en las pruebas que Dios nos manda a veces, debemos solo esperar a que nuestro Padre Celestial haga su voluntad.

No confundamos la prueba con las consecuencias de nuestra mala actitud o de nuestra mala decisión, eso ya no es prueba, eso es producto de nuestro pecado por desobedecer a Dios y por ende vienen las consecuencias.

Prueba quiere decir que nosotros, andando en santidad, haciendo lo correcto delante de Dios venga una dificultad muy grande y ahí tenemos que confiar y esperar en Dios con paz y ciencia.

Esperar en paz es orando, clamando al Señor y Él nos da una paz que sobrepasa todo entendimiento.

Esperar en ciencia es conocimiento, a esta prueba yo le voy a vencer porque Dios me ha dado una promesa y esa promesa la creo hasta que esto pase.

Definitivamente debemos tener Confianza en que Dios me da la victoria.

Eso es paciencia, tener paz y conocimiento de que todo en Jesucristo me va ayudar a bien y lo grave que está ocurriendo en nuestra vida, pasará.

Debemos esperar en el Señor, no desesperarnos, clamemos al Señor y El Señor va a ser maravillas

Fuente: Pastor Arturo Norero

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