Seguramente has escuchado la frase «ama a Dios por sobre todas las cosas», pero más que una frase es parte de los mandamientos de una religión, no los verdaderos mandamientos de Dios.
Es indudable que debemos seguir y amar a Dios en primer lugar, pero este amor significa no solamente por sobre todas las cosas, sino con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente, tal como lo dicen las Escrituras.
Cierta vez, los fariseos oyendo a Jesús hablar con mucha sabiduría, y como ya era costumbre para ellos tentarlo, aun sabiendo la respuesta, le preguntaron diciendo:
Mateo 22:37-39
37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.
38 Este es el primero y grande mandamiento.
39 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
En ese contexto, lo que estaba haciendo el señor Jesús era citar la Ley de Dios. La palabra misma que fue dada en la antigüedad a Moisés y a todo su pueblo; la misma que era y es conocida por todos los judíos e israelitas de todos los tiempos, pasado y presente, y que nosotros en occidente, conocemos como el Antiguo Testamento. El gran Mandamiento lo podemos encontrar en el libro de Deuteronomio 6:5.
Sin embargo, con el pasar de los tiempos y tras el ocultamiento de la palabra de Dios por la religión tradicional de occidente, se transformó ese gran mandamiento de Dios, en una simpleza que hace desaparecer todo su poder y significado. La traducción exacta dice así:
Deuteronomio 6:5
5 Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas.
Una falsa manera de amar a Dios
La religión tradujo y enseñó que: “amarás a Dios sobre todas las cosas” pero, ¿Acaso el corazón, el alma y la mente son tan corrientes como para relegarlos o reducirlas a cosas? Precisamente porque no son corrientes, ni cosas, es la razón perfecta que ha tenido el enemigo camuflado de religión, para resumir estas tres importantes características humanas en cosas; convirtiéndolas en una frase que cada vez menos personas, se toman en serio.
Lo que el mundo pone en juego, al obviar la palabra de Dios, es nada más y nada menos, que el lugar en donde pasarán la eternidad. Si rechazas a Jesús, tu eternidad será el infierno.
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Ahora, cuando leemos lo que sí se encuentra en la palabra de Dios, y que además es ratificado por el mismísimo Jesucristo; que hay que amarle a Dios, con todo corazón, con toda alma y con toda mente, la cuestión es muy, muy diferente, a lo que nos enseñaron, y no se presta para ninguna clase de interpretaciones.
No es, amarás a Dios sobre todas las cosas, teniendo por cosas, lo que a la gente le parezca. Dios es muy claro en esto, como se lee en Deuteronomio 6:5. y es confirmado por Jesucristo en Mateo 22:37
Con todo tu corazón
Significa que el primer lugar de mi amor, no es para mi hijo, o para mi marido, o para mi madre. Quién debe ocupar el primer lugar de mi corazón, y quién debe abarcar todos mis afectos, no media parte, ni mucho menos, es nuestro Creador Dios.
Amarlo con todo el corazón no representa una dificultad, porque solo Él, es quien nos permite estar vivos y disfrutar de nuestros sentidos y de nuestras emociones, para compartirlas con todos aquellos que son una bendición en nuestra vida. Por lo tanto, le damos Gloria y el primer lugar en el Corazón solo a Dios.
Mateo 10:37
37 El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí;
Con toda tu alma
Significa que, el alma como la conductora de la vida y de la conciencia dada por Dios, responde a la fe, con un primer gesto de amor que implica un todo, y que es, el proclamar que Jesucristo es Señor y Salvador de nuestra vida. El alma se convierte de esa manera, en el lugar en donde habitará el espíritu de Dios.
Amar a Dios con toda el alma significa discernir lo bueno de lo malo, sin tibiezas, ni relativismos; así como el poder hacer lo correcto delante de Él.
Amar a Dios con toda el alma, es decidir dejar todo aquello que la conciencia sabe que no agrada a Dios, y comenzar en cambio, a actuar de acuerdo a la voluntad de Dios, sin que nada nos obligue, sino porque somos movidos por su mismo espíritu dentro de nuestra alma, a amarle con toda su libertad y por la promesa de una vida con Él, en la eternidad.
Mateo 10:39
39 El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará.
Con toda tu mente
Significa, que en todo tiempo nuestra mente identifica quien merece toda la gloria por cada cosa que nos acontece en la vida diaria. Amar a Dios con toda la mente, es poner mis pensamientos constantemente en busca de Su dirección, porque Él es nuestro proveedor, nuestro guía perfecto, y aquel que nos permite que nuestros proyectos sean o no sean posibles.
Colosenses 3:1-2
1 Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.
2 Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.
Corazón, alma y mente
Finalmente, el corazón, el alma y la mente son tres organismos poderosos que muy pocos están dispuestos a entregar por completo a su Creador.
Para aquellos que tenemos en cuenta que un corazón humillado y rendido a Dios, con un alma y una mente que reconocen que no son buenas delante del Dios Santo, sino que, sólo por medio de Cristo tenemos esa redención, esa exoneración de ser hijos de Dios, para esos, existen cientos de promesas y bendiciones que el Eterno y Amoroso Creador, nos da por medio de su palabra viva y eficaz.
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Amemos con todo corazón, alma y mente y fuerzas, aquel que todas las cosas nos da.
Jeremías 29:11-13
11 Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.
12 Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré;
13 y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón.
Fuente: Fuentes del Reino