Todos cometemos errores en nuestra vida, especialmente cuando nos casamos, dentro del matrimonio son más notorios nuestros desaciertos.
Pero uno de los peores errores que podemos cometer dentro del matrimonio es recordar las equivocaciones pasadas de nuestra pareja.
Volver a insistir una y otra vez en lo mismo cuando surge algún conflicto, es una práctica desalentadora y que seguro arruinará tu matrimonio.
Isaías 43:18
18 No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas.
Este es un versículo clave en el matrimonio, pues a veces las personas viven amargadas por el pasado, viven con traumas del pasado, viven con cargas del pasado.
Solo por esta práctica empiezan los desacuerdos y se agudizan día a día si traemos a memoria los errores del ayer.
Es verdad que a veces hemos hecho cosas con las cuales nos hemos herido, pero en cada discusión que tenemos con nuestra pareja volvemos a recordar y recordar.
Si insistimos con este tipo de rencores, es muy probable que los conflictos maritales se vean severamente afectados y terminen incluso en la ruptura.
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El Señor nuestro Dios, te dice hoy que dejes el pasado, pues Él mismo ha borrado nuestros errores y pecados cuando nos hemos arrepentido de corazón.
¿Quiénes somos nosotros para seguir acusando a nuestro cónyuge y recordando los errores pasados?
Por tanto, no debemos seguir llevando culpas, arrastrando traumas del pasado, ni hacer memoria de los desatinos de lo ocurrido tiempo atrás.
Cuando El Señor me ha hecho nueva criatura, quiere decir que le he entregado toda mi vida, por tanto, Él gobierna mi vida.
Los dos deben aceptar a Jesús en sus vidas
Si los dos como pareja aceptan que Jesús es el Señor de sus vidas, sentirán un cambio positivo, dejarán de culparse el uno al otro y empezarán a vivir como realmente se merecen.
Debes tomar la decisión de olvidar el pasado de tu pareja y por supuesto tu propio pasado.
Debes dejar de martirizarte y martirizar a los demás, dejar de discutir por cosas que quedaron en el olvido y enterrarlas definitivamente.
Pero si sacamos a colación algún recuerdo desagradable que no sea para agredir, ni para ofender, sino para sanar y tomarlo de experiencia para compartir a otra persona que vive con esa carga y con esa culpa.
Fuente: Pastor Arturo Norero