Jesús es mi Pana
El médico había diagnosticado a su futuro hijo con higroma quístico fetal, pero su madre en lugar de tomar la decisión de abortar se puso a orar y el resultado fue un verdadero milagro.
Kate Bledsoe Mckinney se enfrentó a uno de los mayores desafíos como futura madre cuando su médico diagnosticó a su hijo una malformación del sistema linfático.
Los galenos aconsejaron a Mckinney, entonces madre de gemelas, que terminara el feto en crecimiento cuando las pruebas posteriores revelaron que la enfermedad era muy crítica y que el bebé podría no sobrevivir.
Pero lejos de tomar tan escalofriante decisión siguió los consejos de una enfermera que le pidió que se ponga a orar para que su bebé nazca sin complicaciones.
Mckinney había pasado previamente por una situación similar con sus gemelas. Le habían dicho que tenían un cambio de supervivencia no superior al 32.8%, y se arriesgó.
Esta vez, ella no era tan valiente, pero fue animada por una enfermera quien llegó en el momento preciso y le dijo que tuviera fe en Dios. Mckinney tomó el consejo de la enfermera y aplicó una fe inquebrantable.
La angustiada madre reveló en una publicación de Facebook que la noche anterior al chequeo de la semana 26, oró ardientemente por una curación milagrosa.
El día del chequeo, no se midió el higroma quístico porque su hijo estaba completamente curado de la enfermedad. Incluso después del nacimiento de su hijo, el 5 de noviembre, los médicos todavía estaban asombrados y realizaron varias pruebas. Sin embargo, no se descubrió nada dañino.
La elección de Mckinney de mantener a su feto en ese momento, independientemente de la pequeña posibilidad de supervivencia, ha resultado en un bebé hermoso y saludable.
