El día en que nacemos hay alguien para cuidarnos, para alimentarnos, para protegernos, para ayudarnos a crecer siguiendo el camino correcto. Un alguien especial que se convertirá en nuestro gran apoyo toda una vida.
Sin embargo cuando nuestra madre nos alimentaba y bañaba en nuestros primeros meses de vida, en agradecimientos llorábamos casi toda la noche. Cuando ya podíamos ingerir otro tipo de alimentos, nuestra mamá se esmeraba para cocinar delicioso para darnos de comer, pero le agradecíamos rechazando su comida.
Cuando organizó nuestra primera fiesta de cumpleaños invitando a nuestros amigos o compañeros, nosotros ensuciamos todo y solo quisimos estar con ellos.
Cuando nos dio dinero para salir con nuestros amigos, solo le dijimos chao y ni siquiera la llamamos.
Al graduarnos del colegio también organizó una reunión, se sintió orgullosa de ti, lloró de emoción, y nosotros en agradecimiento bailamos hasta el amanecer sin regresarla a ver.
Pagó todos nuestros estudios de la universidad para que tuviéramos una profesión y nos defendamos en la vida, sin embargo nos sentíamos avergonzados cuando trataba de acercase a nosotros.
Nos ayudó a organizar nuestra boda, con melancolía pero con todo el corazón para que seamos felices, en agradecimiento nos fuimos a vivir en otro lugar y casi ni la llamamos.
Al enterarnos que estaba enferma, nos dio un poco de nostalgia, pero como “no tenemos tiempo”, la enviamos a una casa hogar de ancianos.
Llegó la hora de irse a la eternidad y cuando nos enteramos solo estuvimos pendientes de que “reciba lo mejor” un ataúd de lujo, los mejores ramos de flores, gente de todas partes con sus mejores galas, el mejor salón para realizar la velación y el mejor nicho para enterrarla; pero, ¿de qué sirve todo esto, si en vida no le entregamos todo el amor que se merecía?
Jamás olvidemos lo que mamá hizo o hace por nosotros, ella es como un ángel enviada de Dios para cuidarnos y protegernos, para ayudarnos a superar todos los obstáculos, para llegar a ser personas de bien, para lograr lo que nos proponemos, para alcanzar las metas y anhelos en nuestra vida, todo bajo la Guía de Dios; porque ella nos ha enseñado a ser temerosos del Ser Supremo, a amarlo y respetarlo, porque finalmente ÉL es lo que nos salva de muchos peligros.
Recuerda, mamá hay una sola, es el ser que nos dio la vida y nos ama sin condiciones; si aún la tienes, sé agradecido con ella todo el tiempo, porque así como te dio su tiempo, debemos ser recíprocos y separar al menos un poco de nuestro espacio para ella. No esperemos hasta el final para arrepentirnos, porque en ese momento nada podremos cambiar.
Nuestra madre es una de nuestras mayores bendiciones en la vida, gracias a Dios.