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Los títulos en la iglesia que no representan el propósito de Dios

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Los títulos nobiliarios, profesionales o incluso dentro de la propia iglesia ha hecho que la mayoría de personas se envanezcan y miren por encima de sus hombros a los demás.

Cuando alguien está estudiando, por ejemplo, para obtener algún doctorado y finalmente lo consigue, es como si sintiera que algún poder le es conferido que le daría la potestad de estar por encima de los demás y ordenar cual si fuese un rey.

¿Te ha pasado? Cuando alguien obtiene un título, ya no le agrada que lo traten por su nombre, sino por su título, es decir ha perdido por completo la noción de humildad, ha perdido su identidad porque no desea escuchar su propio nombre sino “el poder que le fue otorgado” como si se tratara de algún mago o brujo.

Es característico y penoso escuchar que una persona que obtuvo un título ahora se haga llamar “el arquitecto” “el ingeniero” “el doctor” “el master” “el consultor” “el experto” y, en fin, todo para vanagloriarse y sentirse más que los demás, desconociendo que toda la Honra y la Gloria solo le pertenece a Dios.

Pero no solo sucede en el mundo secular, la iglesia también está atestada de títulos, desde tiempos antiguos, que no representan el verdadero propósito de Dios.

Hay una larga lista de títulos que se manejan dentro de las iglesias, como, por ejemplo, el más conocido: papa. Por más que tantos medios de comunicación en internet traten de tergiversar y tratar de convencer a los lectores de que Pedro es el primer papa, esto una total mentira y se demuestra solo leyendo las Escrituras, no lo estoy afirmando yo, lo está afirmando el mismo Dios; entonces vuelve la pregunta que siempre te hacemos, ¿le crees a los hombres o Dios?


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Otro título que aparece, no en la Biblia, por cierto, es Cardenal, utilizado en la iglesia católica. Pero si el mismo Señor Jesucristo nos dio: apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros, ¿de dónde aparecen los cardenales?

De acuerdo con el sitio Contestando tu Pregunta: «Los cardenales eran un grupo de líderes sacerdotales de la antigua religión pagana de roma mucho antes de la Era Cristiana. Más tarde, cuando el cristianismo y el paganismo fueron unidos en Roma -produciendo la Iglesia Católica Roma-, el oficio pagano de los cardenales continuó.

¡Los cardenales no son los sucesores de los apóstoles, sino los sucesores de los sacerdotes paganos de la Babilonia a través de Roma! La palabra se deriva del latín cardo, es decir “visagra”, refiriéndose a los miembros principales del clero. La misma Iglesia Católica admite que los cardenales eran originalmente los líderes del clero pagano en la vieja Roma, los sacerdotes de la Visagra.

Estos sacerdotes de la Visagra eran los sacerdotes de Janos, el dios pagano de las puertas y las Visagras. Como dios de las puertas y visagras, Janos era llamado el “dios de los principios”, por lo cual el nombre del primer mes del año en el idioma inglés, es january (enero), y, por otra parte, en el mismo idioma se designa a los porteros con el nombre de janitor, palabra derivada de Janos.

Janos, el portero era conocido como el que abre y cierra. Por esto era tan conocido en Asia Menor el culto a dios que “abre y cierra”. Podemos comprender así por qué Jesús, al hablar a la iglesia de Filadelfia, dijo: “Estas cosas dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra y cierra y ninguno abre… He aquí, yo te he dado una puerta abierta” (Apocalipsis 3:7-8). ¡El dios pagano Janos era un dios falso! ¡Jesús es el verdadero que abre y cierra!»

No te olvides querido lector que estamos hablando de títulos, no de palabras que aparezcan o no en la Biblia, una cosa es una palabra o frase que tenga un significado muy positivo para nuestras vidas si lo sabemos utilizar, otra muy distinta es hacer que esa palabra se convierta en un título para pisotear a los demás.

Otro de los títulos que hemos escuchado generalmente en las iglesias es: líder, característico de las sectas de falsa doctrina de la prosperidad. Estas organizaciones siguen formando grupos, células o divisiones para seguir a un “líder” que supuestamente tendrá las respuestas a las inquietudes de quienes empiezan el camino de Jesús.

Estos “líderes” creen tener un título y por ende la potestad de ordenar a quienes están a su cargo, ofreciendo una doctrina equivocada contraria a las enseñanzas de Jesús, precisamente porque su organización les ha hecho creer que están en una empresa como cualquiera donde es necesario convencer a los fieles para que den su dinero a costa de lo que sea, como si la Palabra de Dios fuese una mercancía; allí es cuando esta palabra toma un significado oscuro.

No se diga los propios pastores de estas iglesias, que muchos se hacen llamar «apóstol» «profeta» «esposa de Dios» «ungido», cayendo en la altivez más grande de la historia.


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No obstante, un verdadero líder es alguien que guía a su gente, alguien que encamina por el sendero correcto, en este caso, a quienes buscan de Dios; un verdadero líder es un siervo de Dios.

Sin embargo, la palabra líder, hoy día, no representa el propósito de Dios, porque quienes están dentro de congregaciones alejadas de la verdadera doctrina de Jesús, continúan “formando líderes” en las famosas “escuelas de líderes”, pero lo que realmente se debe formar son siervos de Jesucristo.

Un verdadero liderazgo según la sabiduría bíblica tenía que ver con la personalidad del propio líder, la capacidad para saber la voluntad de Dios y de la gente y la determinación para llevar a cabo los proyectos. Estos rasgos eran, y siguen siendo, vitales en la habilidad de conducir y predecir incluso el éxito futuro de su misión como verdadero adalid del pueblo, según lo describe eTeacherbiblical.

Otros títulos totalmente tergiversados, son el de Obispo y arzobispo, los dos mal utilizados ampliamente por la iglesia católica.

En 1 Timoteo 3:1-7 se explica lo que realmente es un Obispo:

1 Timoteo 3:1-7

1 Palabra fiel es esta: Si alguno aspira al cargo de obispo, buena obra desea hacer.
2 Un obispo debe ser, pues, irreprochable, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, de conducta decorosa, hospitalario, apto para enseñar,.
3 no dado a la bebida, no pendenciero, sino amable, no contencioso, no avaricioso.
4 Que gobierne bien su casa, teniendo a sus hijos sujetos con toda dignidad
5 (pues si un hombre no sabe cómo gobernar su propia casa, ¿cómo podrá cuidar de la iglesia de Dios?);
6 no un recién convertido, no sea que se envanezca y caiga en la condenación en que cayó el diablo.
7 Debe gozar también de una buena reputación entre los de afuera de la iglesia, para que no caiga en descrédito y en el lazo del diablo.

Queda claramente explicado lo que significa ser un Obispo.

Continuamos ahora con Sacerdotes: es otro de los títulos que lamentablemente son muy mal empleados.

De acuerdo con la definición de Quora, sacerdote es un término muy genérico que puede ser sinónimo de cualquier cura o obispo católico, pero también puede ser sacerdote de cultos paganos.

No obstante, el término Sacerdote, verdaderamente tiene un significado muy profundo, es el mismo Jesús, como Sumo Sacerdote.

El sacerdocio comenzó formalmente en Israel en el tiempo del éxodo. En la época de los patriarcas, los jefes de familias ofrecían sacrificios y oraciones intercesoras y cumplían las funciones religiosas en general, pero aparentemente no existía una función sacerdotal aparte, como la había entre los egipcios (Biblia Todo)

Sin sacerdote no hay relación posible con Dios, porque sin él no hay sacrificio expiatorio y si no hay expiación es que el pecado sigue en pie. Por lo tanto, se hace imposible la relación con Dios. Su ministerio de sacrificar y de interceder es esencial para que haya reparación del pecado y reconciliación con Dios.

Todo esto se cumple de manera plena en Cristo, pues a diferencia de aquellos sacerdotes Él es sacrificador y sacrificio al mismo tiempo. Un sacrificador perfecto y un sacrificio perfecto. (Iglesia Pueblo Nuevo)


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Otro de los títulos que se estila en la iglesia es diácono, y en este punto la primera carta a Timoteo es muy clara:

1 Timoteo 3:8-13

8 De la misma manera, también los diáconos deben ser dignos, de una sola palabra, no dados al mucho vino, ni amantes de ganancias deshonestas,
9 sino guardando el misterio de la fe con limpia conciencia.
10 Que también estos sean sometidos a prueba primero, y si son irreprensibles, que entonces sirvan como diáconos.
11 De igual manera, las mujeres deben ser dignas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo.
12 Que los diáconos sean maridos de una sola mujer, y que gobiernen bien sus hijos y sus propias casas.
13 Pues los que han servido bien como diáconos obtienen para sí una posición honrosa y gran confianza en la fe que es en Cristo Jesús.

Como lo resalta el sitio Ayuda Pastoral «El servir como diácono, no es un nombramiento, es más que eso, es un llamado divino, así como lo es el ser pastor. Por lo tanto, el diácono, no es un sargento o capataz, es un siervo. Y como siervo, sirve al gusto y dirección del que fue llamado por Dios y por la iglesia para servir como el obispo».

Y como no podía ser de otra manera, también están las tergiversaciones de los títulos: apóstol, profeta, pastor, ungido, entre otros.

Vale la pena aclarar que el último apóstol se llamó Pablo y el último profeta, Juan (El Bautista). El único Pastor es Jesucristo, el único ungido es Jesucristo. Quienes pretendan hacerse llamar apóstoles, profetas, ungidos, divinidades, hoy día, son falsos pregoneros, ovejas vestidas de lobos que solo quieren trasquilar el dinero de los fieles.

Un verdadero pastor de una iglesia de Dios, es quien ha entendido el llamado del Creador. Para obtener este título debe tener un corazón humilde y contrito y no envanecerse por un término (título), que finalmente solo es una palabra que no debería subirse a su cabeza para convertirse en un “aristócrata” que conlleve a mirar por encima del hombro a los demás.

Finalmente, si quieres tener un título dentro de la verdadera iglesia de Cristo, este debe ser SIERVO DE DIOS, seas quien seas, desde el pastor hasta el último de los fieles (esto de último no es algo peyorativo) y con un corazón humillado y de rodillas ante nuestro Padre Celestial, servirle a Él y a los demás bajo su perfecta voluntad y no a tu manera y tampoco desde una silla de oro, sino desde el campo de acción, donde realmente la gente necesita escuchar la Palabra de Dios.

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Written by Jesús es mi Pana

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