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¿Qué vamos a hacer cuando estemos en el cielo?

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La pregunta que muchos nos hacemos cuando la muerte física nos llegue es ¿qué vamos a hacer cuando estemos en el cielo con nuestro Padre Celestial?

Si te han dicho que estaremos haciendo algo repetitivamente por la eternidad, permíteme decirte que te han mentido, en el cielo no estaremos aburridos y eso lo confirma Jesucristo a través de las Escrituras.

De hecho, nuestra verdadera ciudadanía está en los cielos, donde pertenecemos, de donde esperamos a nuestro Salvador Jesucristo. Escrito está en Filipenses 3:20.

Nuestro Señor Jesucristo nos tiene preparado un tremendo recibimiento como lo describe Mateo 25:31-40. Cuando venga en su Gloria juntamente con sus ángeles se sentará en su trono de Gloria.

Entonces reunirá a todas las naciones para luego separar a quienes en vida hemos obedecido y glorificado a Jesús y a quienes no lo han hecho.

Mateo 25:34

34 Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.

En esos momentos, además de darnos una calurosa bienvenida, nos recordará cómo hemos sido en la tierra, cómo, sin tomar en cuenta, le hemos servido y hemos obedecido sus mandamientos.

Mateo 25:35-40

35 Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis;
36 estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí.
37 Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber?
38 ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos?
39 ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti?
40 Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.

Por haber permanecido fieles nos hará entrar en el gozo de Nuestro Señor, porque nos recordará que nos ha dado talentos para compartirlos en la tierra y nosotros hemos incluso multiplicado esos talentos para llevar la Palabra de Dios a quienes necesitan escucharla.

Entonces el Señor nos felicitará porque en lo poco hemos sido fieles y en lo mucho nos pondrá, «entra en el gozo de tu Señor». Mateo 25:20-21.

Así será el arrebatamiento

Recordemos que quienes creemos y confiamos en nuestro Señor Jesucristo, seremos arrebatados de este mundo en un abrir y cerrar de ojos, muchos no creerán, muchos dirán que fueron los «marcianitos», muchos tratarán de explicar científicamente lo ocurrido, pero lo cierto es que Jesús tomará su iglesia antes de la Gran Tribulación.

1 Corintios 15:51-54

51 He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados,
52 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.
53 Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.
54 Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.

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El camino y la verdad y la vida

Entonces en este proceso pasaremos de nuestro cuerpo terrenal a un cuerpo celestial, un cuerpo que no se enferma, envejece, ni muere, un cuerpo eterno que va a sentir un gozo indescriptible.

Dios quitará todo dolor, toda tristeza, angustia, desesperación, más bien nos cubrirá con gozo y alegría por la eternidad como lo describe Apocalipsis 21:4.

A nuestro arribo al Cielo, nuestro Señor nos dará nuestras moradas celestiales, pero antes nos recuerda que si creemos en Dios, creamos también en Jesús para obtener estos aposentos maravillosos.

Pues en su casa, en el Cielo, muchas moradas existen, Él mismo está preparando nuestros lugares para la eternidad.

Lo único que debemos hacer para encontrarnos con Jesús es saber tomar el camino correcto ¿Y cual es el camino?

Juan 14:6

6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.

Es interesante comprender que cada vez que nosotros en la tierra, nos convertimos en portadores de la Palabra de Dios y ayudamos a mucha gente a entender el mensaje de Dios y convertirse, entonces es como si estuviéramos enviando ladrillo por ladrillo para nuestro hogar en el cielo.

Cuando estemos en el cielo nos dará un nuevo nombre, una nueva identidad.

Apocalipsis 2:17

17 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe.

Títulos y coronas

Para quienes estemos firmes hasta el fin, Jesús nos dará títulos o credenciales para gobernar, y nos dará autoridad sobre las naciones para regirlas con vara de hierro, además nos proporcionará algo inimaginable, «la estrella de la mañana». Esto lo describe en Apocalipsis 2:26-28.

Si guardamos sus mandamientos es decir la Poderosa Palabra de Dios, Él también nos guardará de la prueba que ha de venir para el mundo.

El Señor dice que viene pronto y que debemos retener hasta el final nuestra convicción, nuestra creencia y confianza en Jesucristo, para que nadie más arrebate la corona que nos espera.

Apocalipsis 3:12

12 Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo.

El gran juicio

Nuestro Dios nos permitirá sentarnos al rededor de su trono donde Él juzgara a todos los incrédulos.

Apocalipsis 3:20-21

20 He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.
21 Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.

Es necesario prepararse delante del Tribunal de Dios para rendir cuentas de todo lo que hemos realizado en la tierra.

«Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.» 2 Corintios 5:10.

Las Bodas del Cordero y la Gran Cena

Luego pasaremos a disfrutar de la Gran Cena del Señor y de las Bodas del Cordero, el banquete espectacular que nos espera en el Cielo para quienes hemos creído, seguido sus enseñanzas y obedecido, haciendo la voluntad de Dios.

Apocalipsis 19:7-9

7 Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado.
8 Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos.
9 Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios..

Y el Señor mismo nos servirá como lo describe en Lucas 12:37: «Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor, cuando venga, halle velando; de cierto os digo que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y vendrá a servirles».

Jesús, además nos dará recompensas, premios y galardones, por ello nos dice que somos bienaventurados los que estemos limpios de corazón, quienes hemos creído que Jesús es el Rey de Reyes, el principio y el fin, el Alfa y la Omega. Quienes hemos tratado de cumplir sus mandatos y enseñanzas bajo su voluntad. Así lo describe en Apocalipsis 22:12-14.

Reinaremos con Cristo

Cuando estemos con Dios encontraremos el placer más grande que jamás hayamos experimentado, tanto en el Cielo como en la Nueva Tierra. Lo adoraremos y le agradeceremos eternamente al verlo revelarse en las maravillas de la creación.

Dios decidió que nosotros vamos a ayudarlo a ¡gobernar el universo! (Lucas 19:11-27) Él nos dará mentes y cuerpos renovados llenos de energía y visión, ansiosos de emprender nuevos proyectos para la gloria de Dios.

Ejercitaremos la autoridad cuando reinemos con Cristo sobre la Nueva Tierra, y tomaremos decisiones importantes. Esto significa que nosotros delegaremos responsabilidades específicas a los que se encuentren bajo nuestro mando como lo describe en Lucas 19:17-19.

Trabajaremos con gozo

Estableceremos metas, planes y objetivos con un equipo de trabajo celestial, ¿te imaginas un trabajo perfecto y lleno de gozo que nos traerá el hecho de trabajar con Jesús?

Tal vez te sorprenda que va a haber trabajo en el cielo, pero no hay ninguna razón para pensar que no.

Recuerda cuando Dios creó el Jardín del Edén, era un lugar perfecto donde todas las cosas funcionaban muy bien y cuando Dios les dio autoridad a Adán y Eva, los animales se sometían a ellos, y las frutas eran increíblemente buenas, y no había pecado.

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Dios ordenó al hombre trabajar, no obstante el pecado hizo más difícil este arte. El trabajo que haremos en el cielo no nos dará problemas. Más bien será un trabajo que disfrutemos, que seremos perfectamente capaces de hacerlo bien, sin pesar ni dolor ni quejas. Un trabajo que entenderemos y que resultará excelente.

Disfrutar y compartir

Cuando estemos en el cielo tendremos una relación limpia sin pecados unos con otros y nos reconoceremos, tal como era posible reconocer a Jesús en su cuerpo glorificado (Juan 20:16). Reconoceremos también a quienes partieron al cielo antes de nosotros.

Es alentador pensar que en la eternidad voy a ver a mi esposa de frente y la puedo amar con ese amor puro que nos regala Jesucristo, al igual que a cualquier otro cristiano.

Mateo 22:30

30 Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles de Dios en el cielo.

Compartiremos y disfrutaremos de momentos amenos con todos los que estemos en la presencia de Dios, las celebraciones o eventos que solemos hacer o visitar en la tierra, nada tienen que ver con el gozo indescriptible que sentiremos en esos momentos de camaradería, donde también podremos aprender mucho más acerca de lo que ahora nos parece los misterios del universo.

Te imaginas compartir comida, bebida, alegría, música y mucho otros ingredientes de una verdadera fiesta con el Señor. «De cierto os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo en el reino de Dios.» Marcos 14:25

La Luz Eterna

Él es y será la luz que nos ilumine eternamente, con su sabiduría y amor haremos lo que nos pida para la gloria de Dios, siendo la razón de nuestra alabanza y nuestro gozo.

Aunque Dios dijo en Éxodo 33:20 que «no podrás ver mi rostro, porque no me verá hombre y vivirá» pero se refiere a los hombres y mujeres terrenales, en el Cielo podremos ver su resplandor.

Apocalipsis 22:4-5

4 y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes.
5 No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos.

Cómo habíamos compartido en el artículo «Dios creó los cielos y la tierra ¿cómo lo hizo? » en el cual mencionamos que la Luz es su conocimiento, como claramente lo dijo Jesús, «Yo soy la Luz del Mundo» en Juan 8:12, nosotros tendremos toda la eternidad para aprender de Él, y después de mil años de aprendizaje, apenas hemos empezado.

Continuaremos con esa sed de conocimiento porque la Luz de Jesús jamás se apaga, pero especialmente para poder apreciar cada vez más y mejor lo increíble de su sacrificio en la cruz.

Apocalipsis 5:9-14

9 y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación;
10 y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.
11 Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones,
12 que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza.
13 Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos.
14 Los cuatro seres vivientes decían: Amén; y los veinticuatro ancianos se postraron sobre sus rostros y adoraron al que vive por los siglos de los siglos.

Nada de aburrimiento

No cabe la menor duda que en el Cielo no habrá tiempo para el aburrimiento, porque como has podido leer tendremos muchas actividades, la principal de ellas, la adoración a Dios; solo en la tierra es algo espectacular, claro está, si asistes a una iglesia de sana doctrina donde cada vez te comparten el verdadero conocimiento de Dios, entonces no se vuelve para nada aburrido. Imagínate en el Cielo.

Todas nuestras aspiraciones terrenales las podríamos lograr en esta Nueva Tierra, bajo un proceso maravilloso trabajando en todos los aspectos de nuestra existencia celestial.

Encajaremos perfectamente en el diseño perfecto de nuestro Dios perfecto y eterno. Nos sorprenderemos cuando estemos en el Cielo, cuerpos incorruptibles, no hay tiempo y espacio, Dios mismo nuestro guía, realmente increíble.

¿Aburrimiento? Para nada ¡Gloria a Dios por todo lo que viviremos con Él!

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Written by Jesús es mi Pana

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