Se ha vuelto una costumbre o tradición que parte de la humanidad a lo largo de los siglos busque ayuda para su vida forjándose dioses falsos, creándose estatuas inservibles y adorándolas como si tuvieran el poder para obrar, volviéndose necios frente a la realidad de un Dios verdadero que puso su mirada inicial en el pueblo de Israel.
Te compartimos otra reflexión importante sobre el Dios verdadero que está dispuesto a ayudarnos realmente, si buscamos de Él.
La ayuda viene solamente del Dios verdadero
Muchas personas en todo el mundo afirman que fueron secuestradas por seres extraterrestres. Los investigadores lo consideran una «nueva enfermedad psicológica». Jeff Kanipe, una autoridad en este campo de estudio, dice que algunos se obsesionan tanto con el deseo de conseguir ayuda de otro mundo que «alucinan respecto a que la ayuda viene desde los cielos en forma de salvadores extraterrestres; salvadores, debo añadir, que a menudo se comportan de manera siniestra».
Parecería que la gente crea sus propios dioses para dar significado y propósito a sus vidas. Sin embargo, esas deidades son una ilusión y no pueden ayudarnos.
En el transcurso de los siglos, el hombre no ha cambiado. En los días de Isaías, las naciones adoraban a dioses que ellos mismos fabricaban. Por eso, el Dios vivo y verdadero les ordenó a todos los pueblos que descartaran esos dioses falsos y sin poder, y que lo miraran a Él exclusivamente. Estableció un marcado contraste entre sí mismo y el resto de los salvadores, cuando dijo: «Mirad a mí, sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más» (Isaías 45:22).
Isaías 45:21-23
21 Proclamad, y hacedlos acercarse, y entren todos en consulta; ¿quién hizo oír esto desde el principio, y lo tiene dicho desde entonces, sino yo Jehová? Y no hay más Dios que yo; Dios justo y Salvador; ningún otro fuera de mí.
22 Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más.
23 Por mí mismo hice juramento, de mi boca salió palabra en justicia, y no será revocada: Que a mí se doblará toda rodilla, y jurará toda lengua.
Los dioses imaginarios, de entonces y de ahora, no nos dicen quiénes somos ni cómo podemos ser librados de nuestros pecados, pero el Dios verdadero sí lo hace. El Señor se hizo carne en la persona de Jesucristo.
Juan 1:14
14 Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.
Busquemos ayuda en Él, porque nuestra única esperanza aquí abajo es recibir ayuda del Dios verdadero que está arriba.
Herbert Vander Lugt / Nuestro Pan Diario