Uno de los mayores errores del ser humano es creer que es libre cuando hace lo que quiere, cuando da rienda suelta a sus decisiones sin tomar en cuenta opinión alguna, cuando cree que lo que hace es lo correcto, sin determinar causas y consecuencias, sino que simplemente lo hace porque es su gusto y punto.
¿Crees que haciendo tu voluntad eres libre?
Pongamos ejemplos prácticos.
Hombres y mujeres se creen libres cuando se reúnen con sus amigos o amigas y empiezan a consumir drogas, sean estas, licor, cigarrillos permitidos o finalmente sustancias ilegales; creen que porque han tomado la “decisión” de drogarse son libres porque nadie les ha impedido, son libres porque “todo el mundo lo hace” y “yo también”, son libres porque “yo quise hacerlo y ni siquiera mis papás van a detenerme”, sin tomar en cuenta que al hacer eso, lo único que logran es ser esclavos del consumo de drogas, ser esclavo de tus amigos o amigas que te invitan a drogarte y tú no puedes decir que no, ser esclavo de ti mismo porque no tienes una personalidad definida para tomar la mejor decisión.
Hombres y mujeres se creen libres cuando “deciden” salir con alguien más, sabiendo que ya tienen un compromiso, sin embargo poco les importa y actúan con “libertad”, porque nadie les puede impedir estar con dos personas a la vez, porque “a mí me place hacer lo que yo quiera”, aun conociendo que voy a terminar haciendo daño a los seres que amo, si es que existe amor, por supuesto.
Hombres y mujeres se creen libres de humillar a los demás. Es típico observar en los sitios de trabajo que dos o más personas se unen para hacer la vida imposible a alguien solo porque les “cayó mal” y “deciden” realizar una serie de acciones y contubernios para lastimar a aquella persona, sin pensar en las consecuencias, sino solo en su “decisión libre” de hacer daño porque quisieron. Incluso desde pequeños ya se van forjando este camino antagónico cuando en la escuela o colegio deciden someter algún compañero o compañera y hacerle la vida imposible, simplemente porque “se les dio la gana”, sin pensar si quiera en las consecuencias a veces nefastas. Supongo que todos conocemos que a esta clase de acciones se lo conoce hoy en día como bullying y que los resultados de esta amarga práctica en muchas ocasiones ha terminado en tragedia.
Pero quienes se dedican a hacer este tipo de daño porque “les da la gana” no se dan cuenta que están siendo esclavos de sus propias acciones, esclavos de su maldad, esclavos de su pensamiento.
Hombres y mujeres se creen libres cuando “deciden” perjudicar a su empresa en el momento en que alguien les manifiesta que con una simple acción podrían obtener mucho dinero y que supuestamente nadie se daría cuenta. Esta lamentable práctica en diversas ocasiones comienza asimismo desde las escuelas o colegios; con solo sustraerse el lápiz del compañero, estamos convirtiéndonos en ladrones. Más tarde en la oficina o sitio de trabajo, nos dejamos influenciar o nosotros mismos incentivamos a tomar lo que no nos pertenece y luego si entramos en el campo de la política nos dejamos obnubilar por la riqueza y la ambición y sin darnos cuenta, lo único que logramos es ser esclavos de la corrupción, perjudicando esta vez no a unos pocos, sino a millones de personas de una nación.
Fijémonos entonces que cuando pretendemos hacer lo que “nos da la gana” siempre terminaremos mal, siendo esclavos por completo de acciones que nos perjudican de sobremanera y lastiman a los demás; por ello qué importante entender lo que nos dice Jesús acerca de la Verdad.
Juan 8:32
32 y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.
Comprendamos que la libertad no es el hecho de realizar lo que se nos ocurre y creemos que está bien, sino que a partir del conocimiento de la verdad podemos experimentar la verdadera libertad. Jesús nos enseña que la verdadera libertad está en hacer lo correcto, en ser solidarios, en prestar nuestra atención a quien lo necesita, en no perjudicar a nadie, en practicar una vida digna de servicio a los demás, en definitiva en seguir sus mandamientos.
Éxodo 20
Los Diez Mandamientos
3 »No tengas otros dioses además de mí.
4 »No te hagas ningún ídolo, ni imagen, ni nada que guarde semejanza con lo que hay arriba en el cielo, ni con lo que hay abajo en la tierra, ni con lo que hay en las aguas debajo de la tierra. 5 No te inclines delante de ellos ni los adores. Yo, el Señor tu Dios, soy un Dios celoso. Cuando los padres son malvados y me odian, yo castigo a sus hijos hasta la tercera y cuarta generación. 6 Por el contrario, cuando me aman y cumplen mis mandamientos, les muestro mi amor por mil generaciones.
7 »No uses el nombre del Señor tu Dios en falso. Yo, el Señor, no tendré por inocente a quien se atreva a usar mi nombre en falso.
8 »Acuérdate del sábado, para consagrarlo. 9 Trabaja seis días, y haz en ellos todo lo que tengas que hacer, 10 pero el día séptimo será un día de reposo para honrar al Señor tu Dios. No hagas en ese día ningún trabajo, ni tampoco tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tus animales, ni tampoco los extranjeros que vivan en tus ciudades. 11 Acuérdate de que en seis días hizo el Señor los cielos y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y que descansó el séptimo día. Por eso el Señor bendijo y consagró el día de reposo.
12 »Honra a tu padre y a tu madre, para que disfrutes de una larga vida en la tierra que te da el Señor tu Dios.
13 »No mates.
14 »No cometas adulterio.
15 »No robes.
16 »No des falso testimonio en contra de tu prójimo.
17 »No codicies la casa de tu prójimo: No codicies su esposa, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su burro, ni nada que le pertenezca».
Juan 13:34-35
34 Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.
35 En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.
Mateo 28 19-20
19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
Ahora ya sabes diferenciar entre esclavitud y la verdadera libertad, escoge bien el camino.