El ahora exfutbolista de la selección salvadoreña, sintió el llamado de Jesús y obedeció sus órdenes para dejar atrás la fama e imponerse el reto de llevar la Palabra de Dios a quienes lo necesitan.
Detrás de cada gol, cada celebración, cada triunfo, el fútbol siempre esconde historias no tan agradables donde la fama se convierte tan solo en un vicio y una adicción imposibles de llenar el vacío de una persona.
“Muchas drogas, alcohol, placeres, corrupción”, se viven dentro de este llamado rey de los deportes, señala el Víctor Turcios, quien fue un jugador destacado y requerido por varios equipos del mundo.
Turcios, ex capitán de la Selección salvadoreña tuvo un ascenso exitoso como futbolista.
“A corta edad me convertí en uno de los jugadores con proyección a futuro”, comentó Turcios.
Pero rápidamente conoció lo oscuro del deporte.
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“Algunos padres que son tan apasionados están dispuestos hasta vender a sus hijas para que esté con un jugador de fútbol, porque de esta manera como que ganan prestigio en la sociedad”.
Las injusticias del medio futbolístico también comenzaron a desilusionar a Turcios.
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