Uno de los libros que despertó un gran interés por su contenido real, llamando a la reflexión de los creyentes y no creyentes, es ¿Realmente has nacido de nuevo por el agua y el espíritu? de Paul C. Jong, donde se pone en evidencia el camino para llegar a la salvación que resulta muy sencillo, pero todavía la mayoría de los Cristianos que afirman el ‘ser nacido nuevamente’ lo están olvidando completamente. Lo que debemos hacer es creerlo para ser salvos.
El nacer de nuevo de agua y del Espíritu, es la única manera en que podemos entrar en el Reino de Dios.
El agua en la Biblia es el ‘bautismo de Jesús’. Cuando Jesús fue bautizado por Juan el Bautista a través de “la imposición de las manos”, de acuerdo a (Levítico 16,21), esto fue “la justicia de cada uno” (Romanos 5,18) que quitó todos los pecados del ser humano.
Levítico 16:21
21 y pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, y confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel, todas sus rebeliones y todos sus pecados, poniéndolos así sobre la cabeza del macho cabrío, y lo enviará al desierto por mano de un hombre destinado para esto.
Romanos 5:18
18 Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida.
Así como Dios ofreció a Israel la oportunidad de la redención a través del sacerdote Aarón al poner sus manos en la cabeza del “macho cabrío expiatorio”, pasando todos los pecados al animal. Esto en el día de la Expiación.
Esta fue la palabra de revelación que predijo el sacrificio de expiación eterna que vendría en el futuro. Esto reveló la verdad de que todos los pecados del ser humano se pasan una vez a Jesús quien vino en carne de hombre de acuerdo con la voluntad del Padre. Él fue bautizado por Juan el Bautista quien fue descendiente de Aarón y el representante de todo ser humano.
Cuando Jesús fue bautizado, Él dijo, “Permítelo ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia.” (Mateo 3, 15).
Aquí, ‘porque’ significa que al poner las dos manos, todos los pecados del ser humano fueron pasados a Jesús, entonces la justicia fue cumplida para todo ser humano. Aquí la palabra ‘justicia’ es ‘dikaiosune’ en griego, y su significado es “para ser justo en carácter o actos con la implicación de ser justo o apropiado.”
Como Jesús se llevó todos los pecados de los hombres mediante Su bautismo, al día siguiente Juan el Bautista testificó: “He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1, 29). Con todos los pecados del mundo en sus hombros, Jesús andaba hacia la Cruz y Él tomó el juicio para todos los pecados por Sí mismo a través de su bautismo. Él murió en la Cruz, diciendo “consumado está” (Juan 19, 30.) Él tomó todos los pecados por Sí mismo y recibió el juicio final para todos.
De allí que no podemos ser solo salvos por la sangre de Jesús. Si se ofreciere el sacrificio sin poner los pecados en la cabeza del sacrificado, no resulta válido.
“Éste es Jesucristo, que vino mediante agua y sangre” (1 Juan 5, 6). Tenemos que confiar en el bautismo y en la Cruz de Jesucristo.
“El testimonio del Espíritu, el agua y la sangre” (1 Juan 5, 8), nos debe dar la pauta correcta que “Jesús es Dios mismo y Él vino en persona por el Espíritu a través del cuerpo de María.
Si no existiera el bautismo de Jesús, Su Cruz no tendría ningún significado para todos nosotros.
«Él recibió el juicio por todos los pecados”, entonces el Evangelio no puede ser completado sin ‘el bautismo de Jesús’, ‘el agua’ y aunque confiemos bien en Jesús, no podemos alcanzar la salvación eterna sin esto.
La mujer samaritana que bebió en el pozo de Jacob todos los días no podía satisfacer su sed espiritual pero cuando ella bebió el agua de Jesús, ella adquirió la salvación para siempre y satisfizo su sed inmediatamente y para siempre.
“Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8, 31-32).
Qué es el pecado
Pecado en griego significa “perder la marca”. Esto significa no hacer lo justo. Es desobedecer las órdenes de Dios.
Hablando de los hombres, cada uno mide sus pecados de acuerdo a sus conocimientos. Además depende de su procedencia social, estado mental, circunstancias y conciencia social.
Uno de los peores pecados cometidos por el hombre es no “hacer caso de la Palabra de Dios”. Los hombres siguen los tradicionalismos haciendo caso omiso al mandamiento del Supremo. Los errores y las culpas que cometemos por nuestra imperfección no son pecados fundamentales sino son defectos. Dios distingue entre pecado y defecto. Entonces los que no hacen caso de Sus Palabras son pecadores aunque ellos no tengan defectos. Por esos Jesús reprendió a los fariseos. Dios nos dio 613 artículos de la Ley para cumplirla.
¿Por qué Dios nos dio la Ley?
Para que nos diésemos cuenta de nuestros pecados y del castigo por ellos.
Somos pecadores porque somos impotentes para cumplir los preceptos de Dios; cuando nos damos cuenta de nuestros pecados y también nuestra impotencia, ¿qué hacemos? ¿Tratamos de hacernos seres completos? No. Lo que tenemos que hacer es admitir que somos pecadores, confiar en Jesús, ser redimidos a través de Su salvación por el agua y el Espíritu y darle gracias a Él.
¿Por qué Él se interesa por nosotros?, sencillamente porque Él nos ama. Él nos creó, nos amó y tuvo misericordia de nuestros pecados. Él quitó todos nuestros pecados y nos hizo Su pueblo. El Rey David cantó en el Antiguo Testamento cuando él se dio cuenta de que Dios sería el Salvador de los pecadores. Y en el Nuevo Testamento, el apóstol Pablo dijo lo mismo. Esto es una cosa asombrosa que nosotros, creaciones de Dios, podamos ser Sus hijos. Esto solo puede cumplirse a través de Su compasión por nosotros. Este es el amor de Dios.
¿Entonces podemos vivir sin pecados? Vamos a continuar cometiendo pecados, pues nacimos con pecados. ¿Podemos dejar de cometer pecados sólo porque conocemos la Ley? ¿Podemos vivir con los mandamientos? No. Cuanto más lo intentemos, más difícil será. Debemos darnos cuenta de nuestra limitación y abandonarnos. Entonces, con humildad, podemos aceptar el bautismo y la sangre de Jesús que nos salva.
Cuando reconocemos nuestras limitaciones, que no podemos ser justos por nosotros mismos, debemos contar con la redención de Jesús.
Marcos 7:8-9
8 Ustedes han desechado los mandamientos divinos y se aferran a las tradiciones humanas.
9 Y añadió: ―¡Qué buena manera tienen ustedes de dejar a un lado los mandamientos de Dios para mantener[a] sus propias tradiciones!
Marcos 7:20-23
20 Luego añadió: ―Lo que sale de la persona es lo que la contamina.
21 Porque de adentro, del corazón humano, salen los malos pensamientos, la inmoralidad sexual, los robos, los homicidios, los adulterios,
22 la avaricia, la maldad, el engaño, el libertinaje, la envidia, la calumnia, la arrogancia y la necedad.
23 Todos estos males vienen de adentro y contaminan a la persona.