Poco a poco va extendiéndose la persecución a los cristianos a nivel mundial, porque saben que Jesús es la única verdad y quieren tratar de taparla con un dedo, callando y hasta matando a los verdaderos cristianos.

No obstante, pese a toda la persecución creciente, la Iglesia de Jesucristo sigue aumentando y cada vez existen más seguidores de Jesús, más jóvenes que dejan atrás el camino pecaminoso y de muerte para encontrar la verdadera vida en Dios.

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Para esta ocasión te traemos une reflexión sobre las estrellas de mar y su similitud con la Iglesia de Jesucristo.

La Iglesia de Jesús sigue creciendo aún en la persecución

¿Sabías que si a una estrella de mar le cortan uno de los brazos le nace otro para reemplazarlo? En realidad, si se corta este animal marino, todos los trozos que contengan parte del disco central producen una nueva estrella de mar.

Algunos pescadores de ostras lo descubrieron, para sorpresa suya, cuando sus ostreros se llenaron de esos animales. Aquellos hombres habían cortado las estrellas que habían atrapado y volvieron a tirar los pedazos en el agua. Sin embargo, en vez de destruirlas, las estaban ayudando a multiplicarse.

Durante siglos, en muchas naciones se ha odiado ferozmente a los cristianos y se los ha resistido, pero la persecución no ha destruido el cristianismo. Aun en las circunstancias más espantosas, no solo ha sobrevivido, sino que ha florecido. Jesús dijo respecto a Su Iglesia que las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.

Mateo 16:18

18 Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.

Los creyentes del siglo I, en Jerusalén, eran perseguidos. Y dondequiera que iban, predicaban la Palabra y muchos creían. En Hechos 8:4-6, leemos que multitudes respondieron a la predicación de Felipe.

Hechos 8:4-6

Predicación del evangelio en Samaria

4 Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio.

5 Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo.

6 Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía.

Sí, la Iglesia del Señor Jesucristo, por muy severamente que haya sido perseguida, sique creciendo. ¡Ni siquiera las fuerzas del infierno mismo pueden vencerla!

Richard W. De Haan / Nuestro Pan Diario