Josué es un tipo simbólico del Mesías. La misión de Josué era introducir el pueblo en la tierra prometida y narra la conquista de esa tierra.
Josué significa ‘Jehová-Salvador’, el mismo nombre que Jesús en la lengua Griega.
Este es un libro de conquista y victoria combativas. Israel es visto tranquilamente dependiendo de Dios, no precipitándose con impaciencia a la batalla, sino con tranquila deliberación tomando cada paso como conducidos por la Palabra de Dios.
Ellos entran en la Tierra Prometida luego de cruzar en forma divina el río Jordán, un tipo de la muerte y la resurrección de Cristo como unido con Su pueblo.
Cada enemigo, por su parte, debe ceder el paso al poder de Dios entre Sus ejércitos.
Aunque hubo dolorosos reveces para Israel debido a su falta de fe, con todo, el tema general es el de la toma de posesión de la tierra que Dios les había dado, y esto desposeyendo a sus enemigos.
El libro se compara con Efesios en el Nuevo Testamento, porque la tierra de Canaán habla de «lugares celestiales», el presente bendito ámbito a donde los creyentes son llevados «con Cristo Jesús«. Nuestras bendiciones están en los lugares celestiales (Efesios 1:3); nuestra posesión está allí (Efesios 2:6); y nuestro conflicto también está allí (Efesios 6:12).
Y para que nosotros tomemos posesión apropiada de nuestras posesiones, debemos vestirnos de «toda la armadura de Dios», por medio de la cual resistir y derrotar las huestes de satán, quien obstaculizaría nuestro gozo de lo que es correctamente nuestro.
Por consiguiente, la Palabra de Dios debe ser nuestra meditación «de día y de noche» (Josué 1:8). Y Josué es un tipo de «Cristo en Vosotros» (Colosenses 1:17), es decir, en todos Sus santos, conduciéndoles en victoria sobre todo el poder del enemigo.
Permitamos que, por medio de la fe, nuestros pies se posen en esa buena tierra, y la hagamos nuestra por experiencia.
Fuente: BibleCentre