Para afirmar algo debemos comprobar yendo a las fuentes, investigando, leyendo y profundizando.
Mucha gente cree que el ámbito espiritual es algo que no se puede comprobar, que la existencia de Dios no es comprobable, incluso que es un mito.
Los propios religiosos, hablando por ejemplo de religiones de medio oriente, son quienes desmienten que Jesús es Dios, que simplemente fue un profeta.
Existen otras denominaciones religiosas que asimismo blasfeman, mencionando que Jesús no es Dios.
Pero insistimos, para comprobar algo, en este caso que Jesús es Dios, debemos investigar en las fuentes.
La Biblia es un libro histórico
La Biblia no es un cuento, ni un mito, como muchos creen, al contrario, es un libro histórico en primer lugar.
También es un libro para conocer sobre valores y principios, además de ser profundamente espiritual.
De allí que la Biblia no solo es un libro para informarnos, sino para transformarnos, mediante el conocimiento de la verdad, partiendo de la historia con hechos comprobables, aprendiendo como debemos vivir, es decir de una manera correcta.
Lo más destacado para el tema de hoy, es la parte histórica de la Biblia para estar seguros que la afirmación que Jesús es Dios, no quede en el aire.
¿Realmente Jesús es Dios?
Desde el antiguo Testamento se puede ir comprobando que Jesús es Dios. En Génesis 1:26, se menciona lo siguiente: «Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza…»
¿Por qué dice Dios, hagamos?
De acuerdo con La Biblia Dice, en la deidad, existen tres personas, diferentes entre ellas, pero cada una de la misma esencia y con los mismos atributos.
El Padre es Dios, pero es diferente del Hijo y del Espíritu Santo. El Hijo es Dios, pero es diferente del Padre y del Espíritu Santo. El Espíritu Santo es Dios, pero es diferente del Padre y del Hijo.
Las tres personas tienen exactamente la misma esencia y los mismos atributos, pero no son tres dioses, sino un solo Dios.
Esto es lo que en la teología propia se conoce como la doctrina de la trinidad. La trinidad de Dios consiste en que adoramos a un Dios en trinidad y trinidad en unidad, sin confundir las personas ni dividir la sustancia.
Por tanto, la trinidad es tres personas eternamente Inter constituidas, interrelacionadas, Inter existentes, y por tanto, inseparables dentro de un ser y de una sustancia o esencia.
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De modo que, cuando Dios dijo: Hagamos al hombre, era, por ponerlo así, una reunión del más alto nivel en la cual participaron el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Nadie más podía tener parte en esta reunión, ni siquiera lo seres que ya fueron creados hasta el momento como ángeles, incluyendo el propio satanás.
El primero y el último
En Isaías 44:6, claramente Dios afirma:
Esto dice el Señor, el Rey y Redentor de Israel, el Señor de los Ejércitos Celestiales: Yo soy el Primero y el Último; no hay otro Dios.
Isaías lo revelaba en este versículo, cuando Dios afirma que no existe ningún otro Dios, Él es el primero y el último.
De la misma manera la revelación hecha por Jesús a Juan en el Apocalipsis, lo corrobora. Primero en 1:17 y luego en 22:13.
Cuando lo vi, caí a sus pies como muerto; pero él puso la mano derecha sobre mí y me dijo: ¡No tengas miedo! Yo soy el Primero y el Último.
Apocalipsis 1:17
Yo soy el Alfa y la Omega, el Primero y el Último, el Principio y el Fin.
Apocalipsis 22:13
Jesús en los libros de la Biblia
Cada libro de la Biblia, no solo que menciona a Jesús o presenta a nuestro Rey en diferentes acciones, sino que Glorifica a Jesucristo.
Es muy importante que leas este documento histórico para que compruebes cómo Jesús está presente en los libros de la Biblia.
En este enlace podrás corroborar cómo Jesucristo es mencionado desde el Antiguo Testamento hasta Apocalipsis. Ingresa por favor:
Cada libro de la Biblia Glorifica a Jesucristo
Una vez leído esta publicación, no tendrás la menor duda que Jesús es Dios y es glorificado y proclamado en toda la Biblia.
Pero si aún tienes dudas, revisemos otras maneras de comprobar que Jesús es Dios.
El Gran Yo Soy
En Juan 8:58, hay una afirmación concreta del propio Jesucristo cuando se refiere a Abraham, diciendo: «De cierto, de cierto os digo: antes que Abraham fuese, Yo Soy».
Nótese una cosa: No dice yo fui, tampoco dice, yo era, claramente manifiesta «Yo Soy».
Si nos vamos al antiguo testamento, específicamente a Éxodo 3:12-14, revisamos lo siguiente:
13 Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé?
14 Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros.
Dios se dirige a Moisés, advirtiéndole «así dirás a los hijos de Israel: Yo SOY», prueba contundente que estamos hablando de Dios y Jesús al mismo tiempo.
Los 7 Yo Soy del Antiguo y Nuevo Testamento
De acuerdo con Ancla de Cristo, existe una clara asociación en el antiguo y nuevo Testamento, confirmando que Jesús es Dios.
Yo Soy
Es importante que leamos Éxodo 3:1-20, especialmente los versículos 13-18. Además de Isaías 41:4; 43:10-13.
Podemos comprobar exactamente en el versículo de Juan 6:20: «Mas él les dijo: YO SOY; no temáis».
También en los versículos Juan 8:24, 28, 58; 18:5.
Cuando Dios se llama a sí mismo el “Yo Soy” en Éxodo 3, es un momento crucial en la historia de la redención.
Dios se revela a Su pueblo, viene a redimirlos del exilio para llevarlos a una nueva vida. El nombre de Dios revela quién es y cómo es.
Él es el “Yo Soy”, el Eterno, Inmutable, Auto existente, Infinito y Glorioso en todos los sentidos, y más allá de todas las cosas creadas. Es Dios y también es Jesús.
Cuando Jesús se aplica el título “Yo Soy” a sí mismo, afirma ser Dios (Juan 8:58).
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No un ayudante de Dios o un gran maestro, sino el Ser Divino, Eterno, Preexistente, Infinito y Perfecto.
Es el Dios de Israel. Es mucho más grande que Moisés porque es el Dios de Moisés. Tiene vida en sí mismo y puede darnos vida.
Los judíos sabían que asumir este título estaban haciendo tal afirmación, por lo que inmediatamente recogieron piedras para matarlo (8:59).
La mejor manera de entender las siete declaraciones de “Yo Soy” en el libro de Juan es que están sujetas y hacen eco de la afirmación inicial y definitiva de Jesús.
Él es Dios y es el Dios de Israel. Todos los actos redentores del Antiguo Testamento y de Dios apuntaban a la venida de Jesús como el Dios encarnado, el verdadero y mejor Israel, y el cumplimiento de todos los tipos y sombras del Antiguo Testamento.
Yo soy el Pan de Vida
En Éxodo 16, Deuteronomio 8:3 y Salmos 78:23-25, se confirma en los Evangelios de Juan, Juan 6:22-59, especialmente los versículos 28-35.
Jesús entabla un diálogo con los judíos que lo habían seguido a causa de sus milagros, incluyendo la reciente alimentación de los 5.000.
Sin embargo, ellos no vieron la realidad delante de ellos (Él es el Mesías Divino).
Esta aseveración es más importante que resolver su necesidad física de alimento a través del pan, Jesús se ofrece a sí mismo como el Pan de Vida para satisfacer los anhelos más profundos y la necesidad eterna.
Hay más en el pan de Dios que el pan mismo (Éxodo 16). No es un pan terrenal sino un pan celestial.
Viene de arriba, de Dios, y desciende a nosotros sólo por su gracia y bondad.
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Necesitamos algo más que pan físico y lo necesitamos de alguien que no sea nosotros mismos. Dios proveerá lo que más necesitamos y debemos levantar los ojos con fe.
Jesús toma este trasfondo del Antiguo Testamento del pan para el pueblo de Dios y afirma ser el Pan de Vida.
Explica que el pan en el desierto del Éxodo era solo una provisión temporal, y que apunta a un pan verdadero y eterno del cielo que Dios más tarde daría.
Este pan está ahora ante los judíos.
El maná representa a Jesús, quien es enviado por Dios, desciende del cielo, debe ser tomado por fe, quién debe ser comido/absorbido por completo, y quién da vida.
Yo Soy la Luz del mundo
Revisemos lo que dice Éxodo 13:17-22 (véase Éxodo 14:19-20); Isaías 42:6 y 49:6 (ambos versículos están en los cuatro Cantos del Siervo de Isaías).
Esto se confirma en el Nuevo Testamento: Juan 8:12-30. Vea también Juan 1:4-5; 3:19-21; 9:5; 12:35-36.
La luz es uno de los temas más destacados del Evangelio de Juan. El mundo está perdido y sin esperanza en la oscuridad (Juan 1:4-14).
La oscuridad no puede cambiar su condición. La luz debe entrar y ocupar todo.
Uno no puede ver ni guiar a otros en la oscuridad, por lo que la luz es necesaria para guiarnos y poder caminar hacia adelante.
Juan recoge la luz de una rica herencia del Antiguo Testamento y muestra cómo Jesús es la luz.
Basado en el hecho de que en Juan 8:12 Jesús vincula la idea de ser la luz con su pueblo que lo sigue en la luz, el trasfondo del AT más probable en mente aquí es la luz de la presencia de Dios guiando a Israel en el desierto a través del pilar de fuego (Éxodo 13-14).
Así como los israelitas fueron guiados por la columna de fuego (luz) en el éxodo y se salvaron de los egipcios cuando cruzaron el Mar Rojo, así también Jesús dice que aquellos que lo sigan (luz) tendrán vida.
Un trasfondo secundario del AT de la imagen de la luz se encuentra en Isaías 42:6 y 49:6.
Esta luz tiene que ver con la salvación de las naciones, y probablemente sea la referencia principal en otros pasajes como Juan 12:35-36 y en Juan 12:46.
Yo soy la Puerta y el Buen Pastor
Compararemos los versículos del Antiguo Testamento con los del Nuevo Testamento.
Veamos Salmos 118:20 (puertas = puerta); Ezequiel 34 y Jeremías 23 (véase Isaías 40:11; Números 27:15-18; Miqueas 5:4).
Cumplimiento del NT: Juan 10:1-18
En Juan 10:1-18, Jesús repite dos veces juntas “Yo Soy”. Afirma que Él es tanto la puerta por la que entran las ovejas como el Pastor que conoce a las ovejas y da su vida por ellas.
La metáfora de la puerta no tiene el rico trasfondo del Antiguo Testamento como las imágenes de pastoreo.
Pero, Jesús es tanto el único camino (puerta) que una persona entra en el pueblo de Dios como el que da su vida por la vida de las ovejas, a quienes conoce y protege.
Él es quien reúne a las ovejas y las cuida (pastor) y también es el medio por el cual entran y se mantienen a salvo (puerta).
Debemos recordar que Jesús está hablando con los fariseos en esta conversación.
Las afirmaciones de ser un buen pastor y el verdadero pastor de Israel fue (en parte) una reprimenda contra ellos.
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Como maestros influyentes en Israel, deberían haber llevado al pueblo a la verdad. Deberían haber puesto a la gente antes que a sí mismos.
Deben servir a la agenda de Dios en lugar de la suya propia. Pero los fariseos son como los malos pastores en Ezequiel 34 y Jeremías 23, descarriándolos a través de falsas doctrinas, priorizándose sobre las ovejas y abusando de ellas.
A través de esta metáfora, Jesús inmediatamente agrupa a los fariseos en el campo de los falsos profetas y malos pastores del Antiguo Testamento mientras afirma ser el verdadero y buen pastor que prometían los mismos pasajes del Antiguo Testamento (Ezequiel 34:11-16, 22-24; Jeremías 23:3-4).
Jesús no viene para amontonar cargas, sino para aliviarlas y llevarlas Él mismo.
Jesús no viene a esparcir las ovejas, sino a recogerlas. Jesús no viene a devorar a las ovejas sino a defenderlas.
Jesús viene a buscar, rescatar, sanar y alimentar a las ovejas. Lo hará porque ama a las ovejas y le pertenecen. Esto se prueba y se logra al dar su vida por sus ovejas.
Yo Soy la Resurrección y la Vida
Jesús es Dios, sigue siendo muy claro en los diferentes versículos que leemos tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo.
Leamos Génesis 1-3; Isaías 53:10. Y también Juan 11:17-27
Al igual que en otras declaraciones del Yo Soy, Jesús no solo habla de lo que puede hacer o dar, sino de quién es.
Claramente Jesús es Dios, no solo da pan (como Moisés) sino que es el pan. No se limita a reflejar la luz; Él es la luz. Así también, en Juan 11, Jesús dice que Yo Soy la Resurrección y la Vida.
La mayoría de estudiosos creen que en Génesis 1-3 Dios es el Creador y Dador de vida, dando vida a la creación y dando vida a Adán.
Sin embargo, el primer Adán eligió el pecado que provocó la muerte de la humanidad y el quebrantamiento de la creación.
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Jesús viene como el segundo Adán, justo y sin mancha en todos sus caminos, viene para deshacer lo que hizo Adán y revertir la maldición (Rom. 5:12-21; 1 Cor. 15). Donde Adán provocó la muerte y la decadencia, Jesús da vida y restauración.
Él proporciona no solo resurrección y vida a las personas que creen en él, sino al mundo entero.
Si bien muchos de los judíos querían cosas de Jesús sin tener que recibir y creer en Jesús, la oferta de Jesús es lo mismo.
No da pan y permite que la gente rechace la sumisión y la fe en Él, ni ofrece dar vida aparte de esa vida que se encuentra en Él.
Estos son regalos gratuitos y llenos de gracia, y vienen solo en Jesús y a través de Él. Él es la Resurrección y la Vida.
Él es el segundo Adán, trayendo resurrección y vida donde el primer Adán nos ofreció solo la muerte.
Yo Soy el camino y La Verdad y La Vida
Si nos detenemos a leer Éxodo 26:33; Levítico 16; y , luego confirmamos en Juan 14:6, veremos una vez más que Jesús es Dios.
Es probable que Jesús esté aquí contrastando a sí mismo con las muchas formas en el Antiguo Testamento que Dios prescribió sobre cómo los judíos podrían acercarse y relacionarse con él.
Los sistemas de los sacrificios, el templo, la cortina, el tabernáculo y otros medios de adoración eran “caminos” temporales hacia Dios.
Como aclara el NT, estas cosas en sí mismas no limpian ni hacen que las personas sean aceptables para Dios, pero eran una vía por la cual el pueblo de Dios podía caminar en fe y seguirlo (ver Hebreos 8-9).
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Jesús se contrasta a sí mismo con cualquier cosa antes de Él que pensaron que los condujo al Padre.
Él es el único que abre el camino al Padre, pero también es al mismo tiempo la plena revelación del Padre (la verdad).
Jesús les está diciendo que no hay otro lugar donde mirar; en ninguna parte necesita buscar o puede buscar para encontrar el verdadero camino hacia Dios.
Ofrece lo que Israel buscaba y necesitaba, y reemplaza todas las cosas anteriores establecidas como medios temporales por los cuales el hombre se relaciona con Dios.
Todos estos lo señalaron y lograron cosas limitadas (como solo hacer a las personas ceremonialmente limpias, pero no verdaderamente limpias), y ahora Él está aquí y puede lograr la salvación y la redención por completo.
Yo Soy la Vid verdadera
Dos cánticos de la viña: Isaías 5:1-7 (la viña desolada) e Isaías 27:2-6 (la viña fructífera).
Cumpliéndose en Juan 15:1-6
Aquí, en la última declaración de Yo Soy, Jesús habla de una vid, un símbolo común del Antiguo Testamento para Israel (el pueblo de Dios).
El lenguaje de las ramas sin fruto está ligado a Israel como la viña desolada en Isaías 5, pero Jesús dice que el pueblo de Dios tiene vida y fruto ahora por estar en Él, como se muestra en Isaías 27:2-6.
Jesús no está simplemente diciendo que los cristianos son fructíferos al descansar en Él (aunque esto es cierto), sino que está haciendo la afirmación histórica redentora de que Él es el nuevo Israel.
Él cumple el destino de Israel (porque Israel nunca pudo) y es aquel en quien el pueblo de Dios encuentra una vida verdadera, floreciente y fructífera.
Él es el verdadero y mejor Israel, triunfando donde fallaron, trayendo vida y frutos florecientes donde se secaron y no ofrecieron nada en la vid.
Los 7 Yo Soy del Antiguo y Nuevo Testamento confirman una vez más que Jesús es Dios.
¿Jesús es Dios?
De acuerdo con el sitio Yendo Más Lejos, podría ser difícil entender cómo puede esto ser cierto.
N obstante, es necesario recordar que Dios es mucho más grande y poderoso de lo que podemos comprender.
Sabemos que Jesús dijo que Él existió antes de Abraham (Juan 8:58). Él declaró que es uno con Su Padre (Juan 10:30) y que Él es igual a Dios (Juan 5:17-18).
No solo proclamó ser Dios, sino que declaró tener el poder de Dios. Él dijo que tiene la autoridad para juzgar a las naciones (Mateo 25:31-46).
También afirma la autoridad para levantar a las personas de entre los muertos (Juan 5:25-29) y perdonar pecados (Marcos 2:5-7) – cosas que solamente Dios puede hacer (1 Samuel 2:6; Isaías 43:25).
Además, Jesús dice que Él tiene el poder para contestar las oraciones (Juan 14:13-14), y que Él siempre estará con sus seguidores (Mateo 28:20).
El Nuevo Testamento iguala a Jesús con el Creador del universo (Juan 1:3), y en Juan 16:15, Él dice: “Todo cuanto tiene el Padre es mío.”
Evidencia que Jesús es Dios
Afirmar ser algo, como Jesús afirmó ser Dios, no significa que sea cierto. ¿Dónde está la evidencia de que Él es Dios?
La identidad de Jesús no se basa únicamente en lo que dice, sino en lo que hace. Y Él nos ha dejado una gran cantidad de evidencia de que Él es Dios.
Esa evidencia incluye el cumplimiento de las profecías y milagros registrados en los cuales Jesús invierte las leyes de la naturaleza.
También vivió una vida sin pecado (Hebreos 4:15), algo que nadie más ha hecho.
La evidencia definitiva de su divinidad, sin embargo, fue su resurrección de entre los muertos después de su muerte en la cruz.
Nadie más ha resucitado de entre los muertos por su cuenta.
Pero Jesús no dijo Yo Soy Dios
Vamos por partes, si alguien te dijera: “Yo soy Dios”, ¿le creerías?
Muchas personas que creen en un solo Dios podrían pensar que la persona está blasfemando.
Aun si hubiera dicho Jesús las palabras exactas: “Yo soy Dios”, muchas personas no habrían creído en Él o incluso escuchado lo que tenía que decir.
Sin embargo, Él nos ha dado razones para creer esa afirmación sin el uso de estas palabras.
En Lucas 4:8, Jesús dice: “Escrito está: “Adora al Señor tu Dios y sírvele solamente a él.” Él dijo y demostró muchas veces que Él es el Señor.
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Jesús dice, por ejemplo, que Él es “el primero y el último” (Apocalipsis 1:17, 22:13), lo cual dice Dios el Padre en Isaías 44:6.
Pero quizás estás buscando un lugar en la Biblia donde Jesús dice: “Yo soy Dios, alábame” en esas palabras exactas.
Sin embargo, también podríamos preguntar dónde Él dice: “Yo soy un gran maestro, pero no soy Dios”, o “Yo no soy nada más que un profeta; no me alaben.” La Biblia no dice eso tampoco.
¡La buena noticia es que Jesús nos dijo de muchas maneras diferentes que Él es Dios!
Ha dejado claro que Él y Dios el Padre son uno (Juan 10:30), y dice en Juan 14:6, “Yo soy el camino, la verdad y la vida.” ¿Quién más podría reclamar estas cosas sino Dios?
¿Por qué Jesús es Dios y al mismo tiempo ser el hijo?
Como lo dijimos anteriormente, el Padre es Dios, pero es diferente del Hijo y del Espíritu Santo. El Hijo es Dios, pero es diferente del Padre y del Espíritu Santo. El Espíritu Santo es Dios, pero es diferente del Padre y del Hijo.
Las tres personas tienen exactamente la misma esencia y los mismos atributos, pero no son tres dioses, sino un solo Dios.
Si Jesús es el Hijo de Dios, ¿significa que Dios tenía una esposa?
Dios no tiene esposa. Llamar a Jesús el Hijo de Dios es una expresión de su papel en relación con Dios el Padre.
A diferencia de nosotros, Jesús no fue concebido por dos padres terrenales; Él nació de una virgen por una obra milagrosa de Dios y nació santo, sin pecado.
Haber nacido de una virgen puede parecer imposible – incluso la madre de Jesús, María, le preguntó: “¿Cómo será esto?” (Lucas 1:34) – pero Dios es todopoderoso y abrió el camino para que el santo Jesús naciera un ser humano.
En Mateo 1:20, un ángel le dice a José, el prometido de María, que lo engendrado en María “es del Espíritu Santo.”
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Jesús no nació de una relación sexual entre Dios y María, sino más bien de un milagro de Dios por medio del Espíritu Santo. Jesús era completamente Dios y completamente humano.
También es significativo que el relato evangélico más completo del nacimiento virginal fue escrito por Lucas, un médico.
Si alguien sabía de la imposibilidad de un nacimiento virginal, era Lucas – sin embargo, después de una cuidadosa investigación, se llegó a la conclusión de que era un hecho.
El Dios que era lo suficientemente potente para crear el universo también fue lo suficientemente potente para traer a Jesús al mundo sin un padre humano.
Su nacimiento milagroso es un testamento más de su deidad.
Definitivamente Jesús es Dios, si Jesús hubiera sido creado como un ser más, entonces tu o yo, o cualquiera, podría afirmar que es dios ¿Pero… tienes algún poder para salvar vidas?
¿Tienes la facultad de perdonar pecados? No te confundas, los sacerdotes católicos no puedes perdonar pecados, si lo hacen, es porque están blasfemando una y otra vez.
¿Tienes el poder para crear algo? Recuerda que todo está creado, lo que los humanos hacemos es dar forma a lo ya creado.
Jesús es Dios y es nuestro Rey y Salvador.