Miles de jóvenes en estos días quieren seguir los pasos de Jesús y convertirse en discípulos, pero se detienen al saber que no es nada fácil practicar sus enseñanzas en medio de la persecución que se ha tejido en varios países.
También existen otros miles de jóvenes que están perdidos y no encuentran el camino correcto, deambulan por ahí en las drogas, alcohol, sexo, prostitución y más “placeres terrenales” que solo conducen a la destrucción del ser humano, es decir su paso directo al infierno.
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A pesar de que el camino sea espinoso, la recompensa es inmensamente satisfactoria y por toda la eternidad.
¡Qué esperas! Si eres joven, niño, adulto, mayor de edad, es el tiempo de dejar todo atrás y seguir los pasos del Maestro, del Rey de Reyes; te aseguro que no te arrepentirás.
Al seguir a Jesús, empezarás a sentir una paz que nadie te la puede brindar, llenarás el vacío que nadie ha podido llenar y sentirás una alegría inmensa en tu corazón. Sí, es verdad, los problemas siguen ahí, y vendrán muchos más fuertes, pero ya no tendrás que preocuparte porque la batalla es de Dios y no de nosotros.
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Acepta a Jesús en tu corazón y empieza a vivir plenamente, no seas como aquel joven que pudo haber sido el discípulo de Jesús, pero que lo rechazó. ¿Te imaginas tener frente a frente a Jesús pidiéndote que lo sigas para salvar tu alma, tener tesoros en el cielo y una vida eterna, y tu simplemente decirle que NO?
¿Por qué rechazo aquel joven a Jesús?
Hoy, como en aquellos días, quienes llegan a tener posesiones, mucho dinero y poder, empiezan a dejar a un lado a Jesús, sienten que ya no lo necesitan, que han logrado todo lo que se han propuesto en base de su propio esfuerzo y que ya no requieren ayuda de nadie, mucho menos de Dios. Entonces rechazan el llamado de Jesús que sugiere dejarlo todo para seguirlo.
Aquel joven rico, como lo describe en Mateo 10:17-27, pese a tener buenas intenciones, haber guardado los preceptos, los mandamientos y leyes de Dios, prefirió aferrarse a sus patrimonios y desechar la oportunidad de su vida, no solo de salvar su alma, sino de ser el discípulo de Jesús.
Cuanta gente hoy en día se aferra a sus bienes materiales, aun siendo cristiano. Conoce las enseñanzas de Jesús, asiste a escuchar la Palabra de Dios, pero no la practica. Y no estamos diciendo que todo lo ganado con tu esfuerzo lo dones a quienes lo necesitan y tú te quedes en la calle, pero si despojarte de tus aires de grandeza y compartir no solo tus posesiones, sino la Palabra de Dios, porque la invitación no solo se trata de dejarlo todo, sino además de difundir la Palabra de Dios por todas las naciones, esa fue también la ordenanza.
Mateo 28:19-20
19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
Nadie supo qué paso con aquel joven rico que describe la Biblia, pero seguramente nunca volvió a sentir un alivio en su interior, debió haber sentido mucha aflicción el hecho de haberlo defraudado y de saber que pudo haber sido el discípulo de Jesús, pero que nunca lo fue por su amor al dinero.
Marcos 10:17-31
El joven rico
17 Al salir él para seguir su camino, vino uno corriendo, e hincando la rodilla delante de él, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?
18 Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Dios.
19 Los mandamientos sabes: No adulteres. No mates. No hurtes. No digas falso testimonio. No defraudes. Honra a tu padre y a tu madre.
20 El entonces, respondiendo, le dijo: Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud.
21 Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz.
22 Pero él, afligido por esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones.
23 Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: !!Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!
24 Los discípulos se asombraron de sus palabras; pero Jesús, respondiendo, volvió a decirles: Hijos, !!cuán difícil les es entrar en el reino de Dios, a los que confían en las riquezas!
25 Más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios.
26 Ellos se asombraban aun más, diciendo entre sí: ¿Quién, pues, podrá ser salvo?
27 Entonces Jesús, mirándolos, dijo: Para los hombres es imposible, mas para Dios, no; porque todas las cosas son posibles para Dios.
28 Entonces Pedro comenzó a decirle: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido.
29 Respondió Jesús y dijo: De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio,
30 que no reciba cien veces más ahora en este tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna.
31 Pero muchos primeros serán postreros, y los postreros, primeros.